Guia Sobre Aceites Macerados
¿Que son los aceites macerados?
Los aceites macerados —también conocidos como aceites infusionados o botánicos— se obtienen al sumergir flores, hojas o hierbas secas en un aceite vegetal portador (como oliva, almendra o jojoba) durante varias semanas, a temperatura ambiente. Este método permite que compuestos liposolubles (como pigmentos, resinas aromáticas o flavonoides) se transfieran progresivamente al aceite, resultando en una mezcla intensa, aromática y rica en componentes naturales (AromaHeart, 2020).
A diferencia de los aceites esenciales, que se extraen por destilación, los macerados preservan moléculas más grandes y sensibles de la planta, entregando un perfil vegetal más completo y estable (New Directions Aromatics, 2023; Wikipedia, s.f.). Este proceso es amable, sin calor ni solventes agresivos, lo que contribuye a conservar mejor las propiedades originales de los botánicos (Hielscher, 2022; Formula Botanica, 2021).
En Viverna, elaboramos aceites macerados para uso externo mediante maceración en frío, ideales para masajes, nutrición de la piel y rutinas de autocuidado en el hogar. Con una base de aceite de oliva extra virgen, estos preparados combinan la hidratación natural del aceite con las cualidades aromáticas y funcionales de plantas cuidadosamente seleccionadas (MCR Therapies, 2022; PMC, 2017).
Métodos de extracción vegetal: Maceración en frío y otras técnicas de extracción
Existen diversos métodos para extraer los principios activos de las plantas, como la destilación de aceites esenciales, la elaboración de tinturas alcohólicas y la maceración en aceites vegetales, ya sea en frío o en caliente. En Viverna, trabajamos exclusivamente con el proceso de maceración en frío, el cual se caracteriza por un largo periodo de reposo a temperatura ambiente. Este método permite que las plantas transfieran sus propiedades al aceite de forma progresiva y homogénea, sin alterar sus compuestos naturales (Grosso et al., 2015).
A continuación, se describen brevemente los principales métodos de extracción vegetal:
Tinturas: Son extractos líquidos concentrados obtenidos al macerar plantas secas o frescas en una base de alcohol (como etanol) durante un periodo prolongado. El alcohol actúa como solvente para extraer los principios activos de la planta. Las tinturas se usan principalmente en fitoterapia y medicina natural, no se aplican directamente sobre la piel sin dilución y no deben confundirse con los aceites (Newall et al., 1996).
Aceites esenciales: Son sustancias altamente concentradas, obtenidas principalmente mediante destilación al vapor de plantas aromáticas. Representan la fracción volátil y aromática de la planta. Debido a su alta potencia, requieren dilución antes de su aplicación tópica. No deben confundirse con los aceites macerados, que son más suaves y grasos (Tisserand & Young, 2014).
Aceites macerados en caliente: Este método consiste en calentar ligeramente un aceite base (como oliva o almendra) junto con las hierbas seleccionadas durante varias horas. El calor acelera el proceso de extracción, pero puede degradar compuestos sensibles como antioxidantes o aromas naturales. Es un método más rápido, pero menos delicado que la maceración en frío (Grosso et al., 2015).
Aceites macerados en frío: El proceso de maceración en frío, utilizado en Viverna, es una técnica artesanal que consiste en dejar reposar hierbas secas dentro de un aceite vegetal (como el aceite de oliva extra virgen) durante varias semanas, en un lugar protegido de la luz y el calor. Este proceso lento y cuidadoso conserva mejor las propiedades naturales de las plantas. El resultado es un aceite suave, aromático y apto para masajes o cuidado de la piel, ideal para quienes buscan productos naturales no agresivos (Lis-Balchin, 2006).
Propiedades generales de los aceites macerados
Los aceites macerados son preparados naturales que concentran, de manera gradual, las propiedades de las plantas en un aceite base, generalmente vegetal. Durante el proceso de maceración, los principios activos liposolubles —como pigmentos, resinas, ceras, flavonoides y ciertos compuestos aromáticos— se transfieren lentamente desde las plantas hacia el aceite, generando un producto rico en componentes botánicos (Grosso et al., 2015; Chemat et al., 2017).
Al no requerir altas temperaturas ni procesos industriales complejos, los aceites macerados conservan muchas de las características originales de las hierbas utilizadas, incluyendo su aroma, color y textura naturales (Azwanida, 2015). Esta característica convierte a los macerados en productos especialmente adecuados para quienes buscan opciones de cuidado personal no agresivas y basadas en ingredientes naturales.
La calidad del macerado depende tanto del tipo de planta empleada como del aceite portador seleccionado. Por ejemplo, un macerado de caléndula en aceite de oliva puede resultar especialmente calmante e hidratante para la piel, mientras que un macerado de romero tiende a ser más estimulante, aromático y tonificante, gracias a sus compuestos fenólicos y terpenoides (Bilia et al., 2014).
Si bien los aceites macerados no son medicamentos ni productos farmacológicos, suelen ser bien tolerados por la piel y se utilizan comúnmente en masajes, rutinas de relajación, cuidados diarios o como complemento en prácticas de bienestar natural (Lis-Balchin, 2006). Su bajo nivel de procesamiento los hace accesibles y versátiles, manteniendo una relación armónica entre la naturaleza y el autocuidado.
Beneficios del uso externo
El uso externo de aceites macerados constituye una práctica tradicional ampliamente valorada por su simplicidad, naturalidad y versatilidad. Aplicados directamente sobre la piel mediante masajes o fricciones suaves, estos aceites permiten aprovechar las propiedades de las plantas de forma sensorial y no invasiva (Araneda & Muñoz, 2012).
Entre sus beneficios generales se encuentra la hidratación y nutrición de la piel, atribuibles a los lípidos naturales del aceite base, como el aceite de oliva extra virgen (Pina-Pérez & Martínez, 2015). A ello se suman las propiedades específicas de las plantas utilizadas, que pueden inducir sensaciones de calma, frescura, suavidad o estimulación, dependiendo de la combinación herbácea elegida (Baser & Buchbauer, 2015).
El contacto cutáneo con estos aceites también favorece momentos de relajación, autocuidado y conexión con lo natural, integrándose de forma armónica a rutinas de bienestar, como masajes terapéuticos, aplicaciones después de la ducha o rituales nocturnos de descanso (Tisserand & Young, 2014).
Si bien los aceites macerados aportan beneficios importantes al cuidado personal, no son medicamentos. Su uso es exclusivamente externo y orientado al acompañamiento de terapias manuales y al bienestar sensorial y emocional que ofrece la naturaleza (Tisserand & Young, 2014).
Principales usos y aplicaciones
Los aceites macerados se utilizan ampliamente en contextos de cuidado personal, terapias manuales y bienestar natural, aprovechando las propiedades específicas de las plantas empleadas. Sus aplicaciones más comunes incluyen masajes corporales, hidratación de la piel, alivio de tensiones musculares y como vehículos para aromaterapia o prácticas holísticas (Lis-Balchin, 2006; Kirk-Smith, 2001).
Gracias a su base oleosa y su contenido en compuestos bioactivos lipofílicos, estos aceites actúan como emolientes naturales, suavizando la piel, reforzando la barrera cutánea y facilitando la absorción de principios activos (Chemat et al., 2017). Por ejemplo, el aceite macerado de caléndula se utiliza tradicionalmente para pieles sensibles o con irritaciones leves, mientras que el de romero se emplea como complemento en masajes tonificantes o deportivos (Bilia et al., 2014).
En el ámbito doméstico, estos aceites se aplican luego del baño, antes de dormir o como parte de rutinas de autocuidado diario. También pueden formar parte de cosméticos naturales artesanales, como bálsamos, ungüentos o cremas base, debido a su buena compatibilidad dérmica y facilidad de elaboración (Azwanida, 2015; Dweck, 2009).
Aunque no reemplazan tratamientos médicos, su uso regular puede fomentar hábitos de relajación, autoconocimiento corporal y contacto con lo natural, convirtiéndolos en aliados valiosos dentro de estilos de vida orientados al bienestar integral (Grosso et al., 2015).
¿Cómo se preparan los aceites macerados?
Los aceites macerados se elaboran mediante un proceso sencillo y artesanal que permite extraer gradualmente los compuestos activos de plantas medicinales en un aceite base, generalmente de origen vegetal. Este método aprovecha la solubilidad de ciertos principios activos en grasas, especialmente pigmentos, flavonoides, ceras, aceites esenciales y otros compuestos lipofílicos (Chemat et al., 2017).
Existen dos métodos principales para la maceración:
Maceración en frío, que consiste en sumergir las partes secas de las plantas (flores, hojas o tallos) en un frasco con aceite, dejándolo reposar entre 3 y 6 semanas en un lugar cálido, seco y protegido de la luz solar directa. Durante este tiempo, el aceite se agita ocasionalmente para favorecer la liberación de compuestos (Azwanida, 2015).
Maceración en caliente, también conocida como digestión, en la que el aceite y las plantas se calientan a baja temperatura (35–50 °C) durante varias horas o días. Este método acelera la extracción, pero puede afectar algunos componentes termolábiles si no se controla adecuadamente (Grosso et al., 2015).
Para asegurar la calidad del producto final, se recomienda usar plantas secas (para evitar la presencia de agua que pueda generar hongos o bacterias) y un aceite portador de buena estabilidad oxidativa, como el aceite de oliva extra virgen, el de almendras dulces o el de jojoba (Díaz-Maroto et al., 2002).
Una vez finalizada la maceración, se filtra el aceite con una gasa o filtro fino, se almacena en frascos de vidrio oscuro y se etiqueta con fecha y tipo de plantas utilizadas. El resultado es un aceite enriquecido con propiedades botánicas que puede emplearse en masajes, cuidado de la piel o formulaciones naturales.
Bibliografía
¿Que son los aceites macerados?
- AromaHeart Holistics. (2020). Defining macerated oils. Recuperado de: https://www.aromaheartholistics.co.uk/post/defining-macerated-oils
- New Directions Aromatics. (2023). Essential Oil Extraction Methods. Recuperado de: https://www.newdirectionsaromatics.com/blog/untapping-the-power-of-nature-essential-oil-extraction-methods
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- Hielscher. (2022). Maceration and aromatisation by sonication. Recuperado de: https://www.hielscher.com/maceration-and-aromatisation-by-sonication.htm
- Formula Botanica. (2021). How to Make Macerated Oils. Recuperado de: https://formulabotanica.com/how-to-make-macerated-oils
- MCR Therapies. (2022). Best Methods for Herbal Oil Extraction – A Guide. Recuperado de: https://mcrtherapies.co.uk/best-methods-for-herbal-oil-extraction-a-guide
- National Center for Biotechnology Information (NCBI). (2017). The use of plant extracts in topical preparations. Recuperado de: https://www.ncbi.nlm.nih.gov/pmc/articles/PMC5439385
Métodos de extracción vegetal: Maceración en frío y otras técnicas de extracción
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Propiedades generales de los aceites macerados
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Beneficios del uso externo
Araneda, M. E., & Muñoz, J. M. (2012). Uso tradicional de plantas medicinales y su aplicación actual en tratamientos dermatológicos. Revista Chilena de Dermatología, 28(1), 39–45.
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Pina-Pérez, M. C., & Martínez, A. (2015). Plant extracts and natural compounds used in skin care and therapeutic preparations. In Bioactive compounds: Health benefits and potential applications (pp. 165–188). Nova Science Publishers.
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Principales usos y aplicaciones
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¿Cómo se preparan los aceites macerados?
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